En una época en que el ahorro de agua es fundamental, muchas personas se preguntan cómo hacer un uso lo más racional posible de este recurso agotable. Pese a no constituir la principal causa de consumo de agua en el hogar, lavar los platos sigue siendo una actividad que requiere un consumo energético especialmente elevado. Entre los partidarios del lavavajillas y los defensores del lavado a mano, ¿dónde te sitúas?

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Ahorrar agua: un reto para el planeta

De media en España se destina cerca de 500 € al año a pagar la factura del agua. Además de que el ahorro de agua permite reducir dicho importe, esta medida también reviste una importancia fundamental para el futuro de nuestro planeta. A pesar de que gran parte del globo terrestre está indudablemente cubierta de agua, el porcentaje de agua dulce es muy escaso, ya que supone únicamente un 2,8 % del volumen total de este líquido. Ahora bien, las necesidades de agua de la población no han dejado de aumentar durante el último siglo. En el caso de España, el consumo de agua por persona asciende a aproximadamente 133 litros de agua al día. Si bien la mayor parte del gasto de agua va destinado a ducharse, otras actividades como el lavado de platos o la descarga del agua de la cisterna del cuarto de baño también requieren un alto consumo de agua.  Entonces, ¿qué se puede hacer para ahorrar agua?

 

 

Lavavajillas o lavado a mano: ¿cuál de las dos opciones requiere mayor consumo de agua?

Por término medio, los lavavajillas más eficientes del mercado consumen unos diez litros de agua para limpiar los cubiertos de 12 comensales. En comparación con ello, abrir el agua del grifo durante un minuto supone un gasto de casi 12 litros de agua. Estas cifras justifican la preferencia por el uso del lavavajillas en lugar del lavado a mano… por supuesto, siempre y cuando se haga un uso óptimo de dicho electrodoméstico, es decir, que se llene por completo y se utilicen preferiblemente los programas de lavado más económicos. No obstante, para que esta comparación entre el ser humano y la máquina sea lo más justa posible, conviene tener en cuenta también el consumo eléctrico. Y es que el lavavajillas necesita electricidad para calentar el agua, cosa que ocurre asimismo en el caso del lavado a mano… ¡a no ser que optes por lavar con agua fría! Entonces, ¿cuál de los dos métodos permite ahorrar más electricidad? Al parecer, el mencionado electrodoméstico se llevaría la palma también en este caso, con un consumo medio de 0,84 kWh para lavar los cubiertos de 12 comensales frente al consumo de 0,75 a 2,70 kWh que se necesita para lavar una vajilla de tamaño similar a mano (dependiendo de la cantidad de agua caliente utilizada).

 

 

 

El lavavajillas: una solución ideal para familias numerosas

Sin duda, el uso de la tecnología parece conllevar un mayor ahorro de agua y de electricidad que lavar a mano. Pero para que este ahorro se materialice en el día a día, es preciso que se cumplan algunos requisitos. Es lo que suele denominarse la diferencia entre la teoría y la práctica. Y es que, si eres una persona que vive sola o en pareja, tardarás más en llenar tu lavavajillas y poder ponerlo en funcionamiento en las circunstancias ideales. Y esperar varios días hasta poder usarlo supone, por un lado, quedarse enseguida sin vajilla limpia y, por otro, tener que activar un programa intensivo para desincrustar los restos de alimentos que hayan quedado resecos después de tanto tiempo y que, por ende, serán más difíciles de eliminar. Así que, en el caso de los hogares donde vivan 2 o 3 personas, puede que resulte más conveniente lavar la vajilla a mano. Cierto es que existen lavavajillas de menor capacidad, pero tales aparatos suelen ser menos eficientes en términos de consumo energético que los modelos de mayor capacidad. Por consiguiente, para tener una cocina ecológica en este caso concreto, es preferible recurrir a la energía manual, procurando, eso sí, reducir el consumo de agua.

 

 

¿Cómo ahorrar electricidad en casa?

A continuación te ofrecemos algunos consejos que puedes aplicar en el día a día para reducir tu factura de agua y ahorrar electricidad:
• Poner en marcha el lavavajillas solamente cuando esté lleno del todo;
• Seleccionar los programas económicos;
• Prelavar los platos que estén muy sucios;
• Optar preferiblemente por modelos de lavavajillas con una etiqueta de eficiencia energética de la máxima categoría posible;
• A la hora de lavar la vajilla a mano, remojarla en una cubeta de agua;
• Utilizar el agua del grifo de forma intermitente;
• Lavar la vajilla con agua templada y aclararla con agua fría;
• Dosificar el lavavajillas con moderación para facilitar el aclarado;
• Regular el flujo de agua para el aclarado.

 

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