Cristaleras de cocina y de interior : ideas y ventajas
¿Por qué instalar una cristalera?
Compuesta por una superficie acristalada sustentada en un zócalo, la cristalera de interior constituye la solución intermedia ideal entre una estancia totalmente cerrada y un entorno completamente abierto. Este elemento permite dividir un espacio sin cerrarlo del todo. Su principal ventaja es el aporte de luz al interior de tu vivienda y la sensación de amplitud que ello genera. La cristalera es también sinónimo de estilo. Se trata de un legado procedente de los espacios de creación del siglo XIX, como los talleres de artistas (que necesitaban luz natural), y de las instalaciones de producción, por ejemplo, las fábricas. De ahí que este elemento aporte a los interiores una apariencia de loft a la par que industrial. Otro argumento a su favor es su enorme versatilidad, ya que permite un diseño a la carta en cuanto a dimensiones, tipos, colores y materiales (madera, metal, etc.).
¿Cuándo y dónde instalarla?
En cocinas, cuartos de baño, dormitorios, despachos… ¡La cristalera queda bien en cualquier lugar! Esta solución de equipamiento resulta apta para cualquier tipo de espacio. Es perfecta para la cocina, ya que permite dividir el espacio sin aislarlo del resto de la vivienda, así como cocinar sin perder de vista el salón. Como alternativa a los espacios totalmente abiertos, la cocina con cristalera sirve de «muro de protección» que impide la difusión de olores, partículas de grasa y otras molestias.
Ejemplo de cocina pequeña con cristalera que da a la entrada.
La cristalera también puede quedar bien en un cuarto de baño, aunque, por su superficie acristalada, el cuarto de baño en cuestión tendrá que estar relativamente a salvo de miradas indiscretas. De ahí que se utilice sobre todo en dormitorios principales con cuarto de baño incorporado.
La cristalera puede servir asimismo para separar el dormitorio del vestidor, dejando entrever este espacio que, a día de hoy, ya no permanece oculto y que, por el contrario, adquiere cierto protagonismo. La cristalera también es una buena solución para transformar un dormitorio compartido por dos peques a fin de que crezcan en espacios independientes. Si le añadimos una cortina, garantizaremos la intimidad necesaria y facilitaremos la convivencia en el nuevo espacio.
Gran cristalera negra de dormitorio para separar el vestidor.
En el salón, la cristalera aporta un estilo industrial que actualmente está muy de moda. Si no queremos un espacio de vida totalmente abierto como en un loft, la cristalera puede sustituir a un tabique de separación, generando sensación de amplitud. Esta idea resulta aplicable en un pasillo, con el fin de mantenerlo separado y permitir a la vez la entrada de luz. La cristalera puede servir también para separar un comedor. Si se utiliza para cerrar por completo el espacio, otorgará a la estancia un aire de boudoir en el que disfrutar de una privacidad considerable.
En las buhardillas, la cristalera desempeña asimismo un papel protagonista. En este tipo de espacios, normalmente iluminados con luz cenital mediante ventanas de techo, la cristalera permite la separación de zonas sin restar luminosidad. Por último, la cristalera constituye también una solución a la hora de crear un despacho, por ejemplo. El auge del trabajo desde casa exige una serie de soluciones de equipamiento. La cristalera permite habilitar un espacio de trabajo temporal o permanente que resulte tranquilo sin quedar aislado del resto de la vivienda.
¿Qué estilo de cristalera debe utilizarse?
Por lo que respecta a la superficie acristalada, tendrás que elegir el número de montantes (metálicos o de madera), en los que se colocará el acristalamiento. Cuanto mayor sea el número de aquellos, más estrecho será este y menor la sensación de amplitud. No obstante, estos montantes otorgarán un determinado ritmo a la cristalera. También se puede colocar una imposta, es decir una superficie acristalada vertical en lo alto de la estructura para romper la rigidez de la cristalera. El zócalo, es decir, la base que sustenta la cristalera, puede ser un murete de diversos materiales: escayola, ladrillo, hormigón celular, pladur, bloques de hormigón, madera, etc. Su altura puede variar entre 80 cm y más de 1 metro, lo que permite modular el efecto y adecuar el zócalo a la estancia.
¿Cómo instalar una cristalera?
Antes de lanzarte a la aventura, un consejo: si el bricolaje no es lo tuyo, olvídate de instalar la cristalera por tu cuenta y deja el proyecto en manos de profesionales, quienes podrán averiguar si la pared que te estés planteando abrir para colocar la cristalera constituye o no un muro de carga y te orientarán sobre el zócalo adecuado en caso de tener que crearla partiendo de cero.
El estilo de tu cristalera dependerá de sus dimensiones y su acabado. Las simulaciones son fundamentales para encontrar la fórmula adecuada. Si quieres una cristalera que se integre plenamente en la decoración, un tono a juego con el resto de la estancia resultará perfecto. Si prefieres que la cristalera destaque, opta por un toque de color: la estructura suele ser precisamente negra, lo que aporta un estilo visual e industrial. Un acabado dorado o de latón hará que resulte más elegante…
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